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- Creado: Miércoles, 02 Septiembre 2015 12:25
- Última actualización: Miércoles, 02 Septiembre 2015 12:36
- Publicado: Miércoles, 02 Septiembre 2015 12:25
- Escrito por PasionMorada
Un año, un mes, un día y una hora: la serenidad de Keylor Navas superó todos los límites que los crueles tiempos del Real Madrid le exigieron. Aceptó con gallardía la suplencia convirtiéndose en el paciente guardián de una leyenda.
Recogió el papel de titular sabiendo que su alineación, era un trámite en los primeros juegos de campaña, y soportó hasta un minuto antes de la media noche, la noticia que confirmaba su salida. Navas, ha hecho lo que se espera de los grandes porteros: defender su puerta.
La de guardameta, es una posición estoica, suele ser el más institucional de los futbolistas porque en sus manos, están las llaves que abren y cierran un Club. Durante todo este tiempo, Real Madrid ha tenido bajo palos o bajo la sombra, un portero de apreciables cualidades: es valiente, sensato, prudente, caballeroso, leal, honrado, respetuoso y silencioso. Sin darse cuenta, se estaban deshaciendo del jugador que mejor encarna los singulares principios del viejo madridismo que heredó Iker Casillas.
Las puertas del Bernabéu, quizá las más grandes del mundo, deben aceptar que en la figura de Keylor, Tico de primer apellido y Centroamericano de segundo, hay un portero de manos fuertes, noble carácter y gran humildad.
No es alemán, inglés, italiano, belga, español, argentino, brasileño o francés, es costarricense y eso, al Madrid le demuestra dos cosas: Keylor ha defendido como pocos una portería que no era suya y ha sobrevivido sobre la raya en un Club, que no lo quería.
A la media noche del último día el Madrid encontró a su portero, el mismo portero que no se había movido de su histórica portería: el hombre del momento no es David De Gea, es Keylor Navas.
Fuente: As